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Caminos que se cruzan.

Comenzaba el mes de noviembre y el otoño estaba muriendo.

Era una tarde gélida que anunciaba la pronta llegada del invierno, la crema y nata de la sociedad se reunía en las cafeterías y restaurantes finos de Seúl. Jisung y Jungkook entraron en un café pequeño, elegido por el menor de ambos.

El mesero los condujo hacia una pequeña terraza ubicada en el segundo piso del lugar, donde tenían una vista insuperable: a sus pies, el ir y venir de los paseantes, a su alrededor los impresionantes edificios de muy diversos giros parecían comérselos en medio de sus anuncios llamativos y los gritos de los dueños invitando a los transeúntes a pasar a sus locales llenaban las calles de vida.

—¿Cómo es que conoces este lugar? —preguntó curioso.

—No lo conocía, sólo le oí hablar de él a Minho, siempre me prometía venir conmigo a este lugar, pero solo se quedaron en palabras, sé que es una zona muy cara, pero tenía muchas ganas de conocerlo que...

—No te preocupes, tuviste buena elección, es un lugar muy agradable y acogedor —le dijo mirando los detalles rústicos del lugar, con lo cual trataban de imitar a una cabaña—. Me recuerda a un lugar que conozco... —sin querer sus pensamientos viajaron a la casa de campo de Jimin, donde habían pasado uno de sus aniversarios.

—¿Sucede algo? —preguntó Jisung intrigado al ver que Jungkook se dejaba llevar por sus pensamientos.

—No, nada —dijo reaccionando de pronto—. Disculpa, solo me acordé de algo... de alguien...

—Bueno, pues mientras nos traen nuestro café, te contaré mi historia con Minho.

—Muy bien, escucho tu historia.

Entrando al mismo café en donde se encontraban Jisung y Jungkook, llegaban Jimin y Minho. El mesero les preguntó si querían subir al segundo piso o quedarse en el primer piso, Minho dejó que Jimin decidiera, pero él dudaba mucho, así que le pidió que se asomara al piso superior para que pudiera decidir, Jimin lo hizo y subió curioso por las escaleras de madera.

Al llegar arriba, pudo admirar los marcos de madera que le recordaban a su casa de campo, un lugar muy querido por él, se encontraba perdido en sus recuerdos cuando de pronto su mirada se posó en una pareja.

Su corazón se detuvo.

A unos metros de distancia se encontraba Jungkook, un Jungkook sonriente, un Jungkook feliz, platicando con un chico, un chico lindo, un chico atractivo, que le hablaba alegremente al tonto de Jungkook, que lo miraba embelesado como un idiota, no pudo soportarlo y bajó corriendo las escaleras.

—Vámonos de aquí, no me gusta este lugar —dijo pasando de largo a Minho y se dirigió a toda prisa a la salida ante la mirada de sorpresa de Minho y del mesero.

A Minho no le quedó más remedio que disculparse con el empleado y seguirlo.

Una vez en la calle caminaron dos cuadras antes de detenerse.

—¿Qué pasa Jimin? —le preguntó preocupado, viendo que él estaba a punto de llorar—. ¿Qué te ocurrió para que te pusieras así?

—Perdóname Minho —le dijo tratando de recuperar la compostura y evitar las lágrimas—. No quise hacer un espectáculo, tú no tienes la culpa de lo que me ocurrió, lo que pasa... es que vi...

—Tranquilo — le puso una mano en el hombro tratando de tranquilizarlo—. Si no quieres hablar del asunto, lo comprendo. ¿Quieres que te lleve a tu casa?

—No, estoy bien, podemos ir a otro sitio.

—Conozco un café francés excelente a unas cuadras de aquí.

—Está bien —dijo con una tímida sonrisa—. Y perdona mi comportamiento.

—No hay nada que perdonar —le ofreció su brazo para dirigirse al café francés.

Mientras caminaban a su nuevo destino, Jimin se hacía mil preguntas. ¿Quién era ese chico? Él estaba seguro de que Taehyung no aceptaría el cortejo de Jungkook, no tanto por ser su mejor amigo, sino porque conocía los sentimientos de Tae, pero... ¿Y las demás personas? Tan rápido encontró con quien suplantarme, por supuesto... yo nunca signifiqué algo importante para él.

Jimin siguió con sus tristes pensamientos que no se dio cuenta que habían llegado al café francés hasta que cruzaron la puerta, el mesero los condujo hasta un rincón confortable y Jimin se pudo relajar y disfrutar de la charla de Minho.

✧✦✧

Jisung comenzó su historia.

—Mi madre enviudó cuando yo tenía dos años de edad, trabajó muy duro como lavandera para poder mantenernos —dijo mirando de reojo a Jungkook para ver su reacción, cosa que el joven ni se inmutó ante lo dicho por él, sólo lo escuchaba atentamente—. Cuando yo contaba con diez años, conoció a un buen hombre, se enamoraron y se casaron.

Jungkook encontraba interesante la historia de Jisung.

—Qué bonita historia. ¿Y Minho dónde entra? No me digas... déjame adivinar. Minho es hijo del hombre con el que se casó tu madre.

—Casi aciertas —sonrió divertido—. Minho es hijo del hermano de papá Lee, como le decía cariñosamente a mi padrastro. Desde que tengo memoria, Minho y su padre siempre trataron a mi madre y a mí como si fuéramos de su familia.

De pronto Jisung se puso melancólico.

—Hasta que papá Lee murió de un ataque al corazón.

—Lo siento mucho Jisung —le dijo con verdadero pesar.

—No hay cuidado, desde entonces quedamos bajo la protección del contador Lee Jaebum.

Entonces Jungkook preguntó intrigado.

—¿Porque el señor Lee no te adoptó legalmente?

—Papá Lee se lo pidió a mamá, pero ella en un acto de justicia, quiso que yo conservara el apellido de mi padre verdadero, igual como dice el dicho, padre no es el que engendra, sino el que cría y a mi no me pudo haber tocado mejor padre que papá Lee.

—Entonces...

—Entonces antes de morir, papá Lee le pidió a Minho y a su padre que nos cuidaran —Jisung concluyó la historia—. Es por eso que Minho nos protege mucho.

—Porque te ve como a un hermano.

—Sí, así es —afirmó con un dejo de melancolía que no pasó desapercibido por Jungkook.

—¿Qué pasa? ¿Acaso no es así?

—Bueno, por parte de Minho... creo que sí, por la mía me hubiera gustado... que me viera como otro ser humano y no como un cachorrito invalido.

El comentario de Jisung llevó a Jungkook a recordar un rostro bañado en lágrimas que le reclamaba nunca haber sentido amor de hombre por él; y eso le caló hasta los huesos.

Se deshizo de esos pensamientos y horas más tarde, después de haber dejado a Jisung en su casa y estar en la intimidad de su alcoba, reflexionaba sobre lo vivido, le había gustado salir con otra persona sin estar atado a ningún compromiso, conocer nuevos lugares, escuchar nuevas ideas. Jisung tenía una charla amena e interesante, sólo que... ¿Por qué me estuve acordando de Jimin todo el tiempo?

✧✦✧

Minho contaba su gusto por el café.

—Hace mucho que no vengo a disfrutar de una buena taza de café.

—¿Eres un bebedor empedernido?

—La verdad es que sí, sé que la costumbre es beber té, pero prefiero el café, aunque Jisunggie me rete por beber tanto.

—¿Jisunggie? —preguntó curioso por la manera cariñosa de referirse a él.

—Han Jisung, es un joven inteligente, con gran sentido de la responsabilidad.

—¿Es tu novio? —abrió los ojos como platos y se tapó la boca por ser tan indiscreto—. ¡Perdón! No debí preguntar.

—No tienes por qué disculparte, yo lo incluí en nuestra charla, bueno Jisung es el hijastro de mi tío.

Jimin miró a Minho esperando que este le contara la historia de Jisung.

—Bueno... Jisung es el hijastro de mi tío, él se casó con su madre, cuando apenas Jisung tenía dos años mas o menos, mi tío los amaba demasiado, se podía ver su felicidad cuando estaba con ellos, aunque Jisung no era su hijo, lo quiso y lo trató como tal, nunca lo dejó de lado, desde pequeños él y yo nos llevamos bien.

Jimin estaba conmovido con lo que le contaba Minho.

—Entonces Jisung y tú se criaron juntos, aunque él no era hijo natural de tu tío.

—Así es, yo nunca he conocido otra historia de amor tan profunda como la de mi tío y la madre de Jisung. Hasta que mi tío falleció.

Minho recordaba entristecido.

—Quedaron bajo el cuidado de mi padre, los consideró parte de la familia, aunque el apellido de Jisung siguió siendo Han, como se llamó su padre biológico.

Jimin quiso saber más.

—Entonces Jisung y tú son muy unidos, ¿verdad?

—Sí, es verdad, no sé si mi tío presentía su pronta partida, pero en los últimos meses antes de su muerte, no paraba de encomendarme a su esposa y a Jisung, le prometí que nunca los dejaría solos.

Escuchar la promesa que hizo Minho, hizo que Jimin se estremeciese, le hizo acordarse de una vieja promesa.

Ambos tomaron su café tranquilamente, mientras que Jimin recordaba los momentos tan amenos que había pasado con Minho, pero siempre terminaba en la escena de Jungkook con ese chico, le dolía el corazón y ese dolor no terminaba y volvía hacerse la misma pregunta. ¿Qué pasará cuando vuelva a encontrarme con Jungkook frente a frente? Es inevitable, tarde o temprano nuestros caminos se cruzarán otra vez. ¿Cómo voy a soportar ese encuentro? ¿Y si de su brazo se cuelga ese muchacho con el que le vi? Por más que trató de controlar sus lágrimas, estás brotaban de sus ojos incontenibles. Jeon Jungkook dolería hasta el alma infinitamente.

✧✦✧

Ya habían pasado tres meses desde la separación con Jimin y Jungkook, se preparaba para asistir nuevamente a las reuniones sociales. Como parte de mantener un estatus social alto en los negocios, tenía que asistir con frecuencia, aunque no fueran muy de su agrado.

Esto era lo que se esperaba de él, al ser el segundo heredero del imperio Jeon, debería asistir a todas esas reuniones para establecer unas buenas relaciones públicas, pero ahora solo tenía un pensamiento, el posible reencuentro con Jimin, que seguramente asistiría a la misma reunión y esto lo tenía muy inquieto, sabía que este evento tarde que temprano ocurriría.

Había ensayado su actitud cuando lo tuviera enfrente, sería cordial y amable, si Jimin no quisiera hablar con él, lo comprendería y se apartaría como caballero que era. ¡Si! Así es como actuaría y esa bochornosa situación pasaría pronto, muy en el fondo Jungkook guardaba la esperanza de que pudieran seguir sólo como amigos, aunque sabía también que eso sería más que imposible.

Jeon Yeji entró al salón de baile con un garbo de muerte, tempranamente su sensualidad se hizo notar y pronto fue asediada por pretendientes de todos los estatus y edades.

Heredera de una gran fortuna, era sin duda alguna, la mejor apuesta para un matrimonio de muchos beneficios, ella lo sabía y sacaba el mayor provecho de ello.

—¡Junho querido! —llamó a un muchachito espigado—. ¿Por qué no me haces un favor y me traes una copa de champaña?

—¿Qué tu mamá no te prohibió tomar alcohol?

—¡Exacto! Por eso dices que es para ti, pero me lo traes a mí —le dijo guiñándole el ojo.

—Lo que tu digas Yeji —y salió disparado con el encargo de tan elegante dama.

Riendo de su osadía, Yeji repasó con la mirada cada persona que se encontraba en el salón, sin encontrar realmente algo que le interesara, más de pronto sus ojos se posaron en "un corderito" que sería el blanco de su lengua venenosa, sabiendo que se divertiría de lo lindo, se dirigió directamente a su inocente objetivo.

—¡Jimin! —dijo melosamente mientras se acercaba a besar la mejilla de este—. ¡Qué alegría volver a verte en estas reuniones!

—Igualmente, Yeji.

—La verdad... —murmuró abrazándolo consoladoramente—. Pensé que no te volvería a ver tan pronto, es decir, después de lo de mi primo, verlo en compañía de otras personas puede resultar doloroso.

Jimin no pudo pronunciar palabra, un dolor le atravesó el pecho.

Pronto, su pensamiento voló hacia el joven con el que se encontraba en el café rústico.

—No sé de que estás hablando —trató de hablar sin emoción, cosa que le resultó imposible—. Te suplico por favor que no hablemos del tema del joven Jeon, ese asunto es solo mío.

—Pero si ya lo llamas "joven Jeon" ¡Vaya! El pleito sí que estuvo fuerte, pero no te preocupes, yo me encargo de presentarte a algunos hombres que no les importa mucho que te hayan dejado plantado.

—Te agradezco tu preocupación, pero puedo arreglármelas solo.

—No es molestia alguna, para que son los amigos, además, ese primo mío no merece consideración alguna. ¿Sabías que anda de coqueto por todos lados? —Jimin sentía que su corazón volvía a sangrar con cada palabra de Yeji—. Incluso en la Universidad, ha caído tan bajo, fíjate que anda tras las faldas del encargado de la biblioteca y... — dirigiendo la mirada a la entrada del salón encontró el motivo para dar la estocada final—. Y hablando del rey de Roma y éste que se asoma.

Jimin miró hacia la entrada y su corazón empezó a latir como loco, Jungkook llegaba con la elegancia que solo él era capaz de portar: Corte italiano, camisa de seda, pañuelo perfectamente doblado.

✧✦✧

Jungkook lo miró desde que llegó, con cierto nerviosismo se fue acercando a los jóvenes, el momento del reencuentro había llegado, más en su trayecto le salieron a su encuentro tres caballeros.

—Señor Jeon —saludó agriamente el señor Park—. Que bueno que lo encuentro, me evita la molestia de ir a la oficina de su hermano, no es nada en contra de Jungwon, si no por usted, ya lo sabe.

—Señor Park, yo... —tartamudeó al recibir las palabras de desprecio del padre de Jimin—. Traté de hablar con usted, pero usted rechazó mi presencia en su oficina —se defendió tratando de ser diplomático.

—Sólo me interesa aclarar dos puntos. Primero, espero que no esté pensando dirigirle la palabra a mi hijo en esta reunión y en ninguna otra nunca más. Segundo, los negocios que tengo con la familia Jeon los atenderá de ahora en adelante el joven Lee aquí presente —le dijo mirando al caballero más joven que lo acompañaba. Jungkook lo reconoció como el protector de Jisung—. Él es el hijo de mi contador, el señor Lee Jaebum —aclaró mirando ahora al caballero de más edad—. Cualquier asunto relacionado con nuestras alianzas se aclararan en la oficina del señor Jeon o en su caso, Minho lo verá en la Universidad.

—¿En la Universidad? —preguntó intrigado.

—El joven Minho es asesor en la Universidad, por mi parte es todo, buenas noches —concluyó despidiéndose como había saludado.

Sin darle tiempo a Jungkook de decir algo, se retiró con sus acompañantes, Jungkook se quedó parado en medio del salón y su mirada buscó a Jimin. Por un momento, quiso reanudar con su encuentro, pero un brazo femenino tomó el suyo por la derecha, estaba volteando para comprobar de quien se trataba cuando otro brazo femenino lo tomó por la izquierda.

Las hermanas Jung lo habían atrapado y entonces la señora Jung hizo su aparición.

—¡Señor Jeon, que coincidencia de encontrarnos aquí!

—¿Será acaso el hecho de que su esposo sea socio de Jungwon? —pensó conteniendo su disgusto por la intromisión—. Una coincidencia muy grata, señora Jung —dijo finalmente, besándole la mano a cada una.

Cuando levantó la mirada buscando a Jimin, él ya no estaba a la vista, no sabiendo porque estaba sumamente molesto, tuvo que aguantar la charla sin sentido de las Jung durante un par de horas.

✧✦✧

Jimin iba con paso un poco acelerado.

—Jim, espera —decía Yeji tras él—. No tienes que huir de Jungkook.

—¡No estoy huyendo de él!, solo tengo que ir al baño.

—Deberías mejor ir a decirle unas cuantas verdades —le decía entre risitas burlescas—. No es de caballeros lucirse con cuanta persona se le atraviese, enfrente de su ex prometido.

Jimin quería que Yeji se callara, había repasado en su mente el momento en que lo volviera a ver.

Mil veces ensayó las palabras exactas que tendría que decirle, mil veces ensayó la pose que mostraría ante él, pero todo fue inútil, solo bastó mirar esos ojos de miel, para que su corazón quedara atrapado y al verlo con aquellas jóvenes se le vino el alma al suelo y no pudo contenerse y huyó.

Entró al baño de varones, con Yeji detrás, a quien poco le importaba meterse en el baño de hombres. Jimin se encerró en un baño donde pudo soltar las lágrimas contenidas mientras escuchaba las palabras venenosas de Yeji, no lo iba a lograr, no podría volver a salir y verlo con otras personas, era demasiado para él.

—¿Jimin, todavía estás ahí? —preguntó Yeji burlona.

—Por favor Yeji déjame solo te lo suplico.

—Vamos Jim, no te pongas así. ¿Por qué no mejor le das una cucharada de su propio chocolate? Ya me di cuenta que en esta reunión se encuentra el joven con el que te han visitado últimamente... Jimin, ¿me estás escuchando? Deberías pasearte de su brazo enfrente de Jungkook para que lo vea.

—¿Por qué no te vas con tus asuntos a otra parte, Yeji? —una gruesa voz la interrumpió de su ataque venenoso que la hizo girar para buscar el origen de la misma.

—Vaya si es "San Pecas" al rescate del huérfano —bramó tratando de seguir teniendo el control de la situación.

—¿Por qué no vas a reunirte con las demás "chicas" de tu calaña, Yeji? Muchas me han preguntado donde te habías metido —Taehyung habló serenamente.

—¿Y tú vas a obligarme a salir de aquí?

—¿Quieres que lo probemos? No me gustaría rasgar tu lindo vestido.

—Eres una corriente que todo lo resuelve con golpes, no sé como la familia de Jungkook te sigue frecuentando —dijo dirigiéndose a toda prisa hacia la puerta de salida y cerrando está de un portazo.

—Nunca dejará de ser una cobarde.

—Igual que yo —dijo Jimin saliendo del baño, limpiándose las lágrimas con su pañuelo.

—¡Jimin! —Taehyung abrazó a su amigo y las lágrimas de este volvieron a brotar—. Tranquilízate, tienes que recobrar la compostura para salir de aquí.

—¡No voy a salir!

—No querrás quedarte eternamente aquí, ¿verdad?

—Tienes razón, pero no tengo el valor de volverlo a ver.

—Mira —le dijo obligándolo a mirarlo a los ojos—. Sabes que te obligaría a salir de aquí a empujones.

—¡Taehyung!

—Pero no soy como Yeji que disfruta del dolor ajeno, no quiero imaginarme si yo estuviera en tu lugar, así que vamos a ser lo siguiente.

—Haré lo que tú me digas, pero no me obligues a volver al salón de baile.

—Saldremos juntos, y discretamente nos iremos por la cocina hasta llegar al jardín, después saltaremos por la barda y estaremos en la calle. ¡Pan comido!

—¿Barda?

✧✦✧

Jungkook salió del salón casi huyendo, el acoso de las mujeres, no solo de las Jung, lo estaba asfixiando, a las miradas rencorosas del señor Park se les unieron las de los Lee que le taladraron todo el cuerpo. Jimin había desaparecido y para colmo ni Taehyung y ni Jungwon se veían por alguna parte. Tomó un taxi de alquiler y se dirigió a su casa, sin esperar que su chofer llegara por él, todo había sido un desastre, pero, sobre todo, el tan temido reencuentro con Jimin no se había llevado a cabo.

¿Qué es lo que espera el destino para darme ese trago amargo? Quizás no es tiempo todavía.

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